Clásicos del Llano presenta a Otilio Galíndez, compositor, cantante y poeta venezolano.
Nació en Yaritagua, estado Yaracuy, Venezuela, el 13 de diciembre de 1935. Falleció el 13 de junio de 2009 en Maracay, estado Aragua.
Fue su madre Rosa
Felicita Gutiérrez y su padre Santiago Galíndez. Su madre le cantaba muchas
canciones a Otilio, segundo hijo del matrimonio.
Su niñez transcurre
su pueblo natal, mostrando sus inclinaciones artísticas, pero sin dedicarse a
ello.
Se traslada a
Caracas desde muy joven, a los siete años de edad, y se dedica a trabajar como
limpiabotas y vendedor de billetes de lotería, de helados, de dulces y de frutas.
A duras penas, hizo la primaria en la escuela Franklin Delano Roosevelt. Su padre
lo alentaba para que compusiera y cantara. Su madre decía que Otilio cantaba
antes de empezar a hablar. Ayudó a su padre algunas veces en la carpintería.
Al ingresar al
servicio militar realiza varias obras, las cuales descarta porque no considera
que tengan valor artístico alguno. Su milicia la realizó en el estado Trujillo.
Allí, en el ejército, trabajó como mecanógrafo. Conoce a Carmen Colmenares y
con ella engendrará a Tania, en 1959, a Sergio en 1961 y su tercer hijo,
Manuel, en 1965.
Galíndez vivió en
Los Jardines del Valle, calle 8.
En el año 1957, con
22 años de edad, ingresa a trabajar a la Universidad Central de Venezuela, en
la Secretaría de la Facultad de Economía, Control de Estudios, en el cargo de
mecanógrafo. Según sus propias palabras, ese año “volvió a nacer”, porque comenzó
a escuchar música buena. Logra oír piezas de Alfonzo Ortíz Tirado, Juan Arvizu,
Enrico Caruso, Mario Lanza y otros, como Alfredo Sadel y Pedro Vargas. Pasaría luego
a la Biblioteca de Economía y al final al Instituto de Investigaciones Económicas
y Sociales, hasta 1977, año en el cual abandona su amada UCV.
A la par de esa
afición, también practica otra: la lectura. Todo lo que cae en sus manos lo
devora, lo que lo ayudó a trabajar como corrector de textos en la UCV.
Ingresa también al
prestigioso Orfeón Universitario, fundado por Antonio Estévez, del cual dijo
que recibía muchos regaños.
A principios de los setenta la cantante Lilia Vera graba un disco con diez de sus canciones. Este disco le dará un impulso extraordinario a Galíndez, afianzándolo en su carrera como compositor.
Funda también un
grupo de parrandas, llamado Los Piratas. De allí parten sus primeras
producciones navideñas.
En 1974 se traslada
a Maracay, estado Aragua, al Núcleo Universitario.
En el Núcleo
Universitario de Maracay fundó otro grupo de parrandas, llamado Parrandón Universitario.
Estaba integrado por personal administrativo y docente de las facultades de Ciencias
Veterinarias y Agronomía, llegando incluso a realizar presentaciones varias en
distintos sitios del país.
La Universidad Central
de Venezuela fue su gran plataforma de lanzamiento, ya que el Orfeón
Universitario interpretaba sus canciones. Sin embargo, su primera pieza, La Restinga,
la grabó un cantante que luego se haría famoso: Rafael Montaño. Montaño se
ganaba la vida como conductor de un camión de cerveza y aceptó grabar, además de
la mencionada, Luna Decembrina, Niño De Ojitos Rayados y El Poncho Andino. Estas
piezas quedarían plasmadas en el disco Parranderías, de Rafael Montaño.
La mayoría de las
piezas compuestas por Galíndez, a quien llamaron El Cantor de las Cosas Pequeñas,
por la sencillez de sus canciones, jamás cobró regalías por sus canciones.
En su devenir
dentro de la UCV, conoció y se codeó con músicos de alta talla, como Modesta
Bohr, Vinicio Adames, Raúl Delgado Estévez, Inocente Carreño, entre otros.
Para el año 1979
trabaja en CADAFE, en el cargo de Coordinador Cutural de la División de Relaciones
Públicas. Allí fundó y dirigió el Parrandón CADAFE. Luego se traslada a
ELECENTRO, en Aragua, donde se jubila en 1996.
Sus principales
composiciones fueron aguinaldos y canciones para niños. Entre los aguinaldos
está La Restinga, famosa parranda interpretada por grupos gaiteros en ritmo de
gaita zuliana. El mismo Galíndez explica que no es una gaita zuliana, sino una
parranda, la cual compuso cuando llegaba en ferry a Margarita por primera vez,
y vio las luces a lo lejos.
Otra de sus piezas
emblemáticas fue Duerme Mi Tripón. Esta canción es una canción de cuna, para
arrullar.
Pero su mejor pieza
resultó ser una semblanza, Pueblos Tristes. En esta canción Galíndez refleja lo
que el viajante ve al llegar a un pueblo cualquiera de Venezuela, que podría
extrapolarse a cualquier aldea latinoamericana.
Candelaria, Dime Si
Es Pascua, Ahora, En Silencio. Todas son piezas compuestas por Galíndez, quien
utilizaba tonalidades menores para casi todas sus piezas.
Galíndez grabó dos
discos. Uno donde canta sus propias canciones y otro de parrandas, pero sus
composiciones se escuchan en la voz de los mas afamados cantantes
latinoamericanos, como Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y Soledad Bravo, entre
otros.
Otilio Galíndez
recibió el Premio Nacional de la Cultura, año 2001. Pero fue objeto de
múltiples homenajes a lo largo de su vida.
Sus composiciones,
sencillas, gráficas, muy profundas, están grabadas en el alma del sentir
venezolano.
Cuenta de correo.
clasicosdelllano@gmail.com
Twitter Clásicos del
Llano
Instagram Clásicos del Llano
Facebook Clásicos del Llano
Si desea colaborar con la difusión de nuestra música folclórica,
puede hacerlo mediante estos enlaces:
https://paypal.me/magsbet?locale.x=es_XC
Comentarios
Publicar un comentario
¡Gracias por dejarnos su comentario!
No olvide visitar las webs recomendadas.